Todos los seres humanos tienen una dignidad indivisible.
En cada momento hacemos juicios sobre los demás en el encuentro.
Lo que pensamos que es bueno o malo para nosotros no se aplica a los demás.
No podemos ver el mundo interior de otra persona.
Si pienso mal de otra persona, es posible que tenga que distanciarme de esa persona.
Nadie puede ir por la vida sin culpa.
El amor propio y el amor a los demás no deben conducir a la pictorialidad de los hechos.
Primero viene el trabajo que el hombre lucha por hacer.
Cada decisión que conduce a una nueva percepción desafía a la persona en su totalidad.
En cada momento el alma examina las acciones y omisiones de una persona.
En el drama del alma, el hombre sólo juega un papel secundario.
El alma guarda en la memoria todos los hechos que no se pueden borrar.
Karma es un concepto espiritual según el cual cada acción, física y mental, inevitablemente tiene una consecuencia.
Nadie volvió del más allá.
Silencio por el momento, la lucha contra la opresión de las mujeres, los niños y los débiles.
Nadie se reconcilia con el mundo interior con el mundo exterior; una incertidumbre, una inquietud permanece hasta el último suspiro.
Hay una realidad, la del alma.
Los pensamientos vienen a nosotros, no nosotros a ellos.
Pensar es el intento de expandir la propia conciencia en la confrontación entre el mundo interior y el mundo exterior.
Tener una opinión es un evento para el momento subjetivo, pero no legislativo para todo el mundo.
Lo que todas las personas tienen en común es la fuente del alma.
El perdón es por la gracia del alma, ya sea que abandonemos o no nuestra historia de vida.
Hablaríamos de ello y discutiríamos lo necesario.
Observa los sueños todos los días y haz consciente el significado de ellos todos los días.
El alma y el espíritu están dentro de nosotros y no afuera.
Lo que pensamos no tiene que importarle al mundo, no tiene que tener ninguna sustancia.